Botellón es un término que describe una reunión de gente, generalmente jóvenes, para el consumo de bebidas en la vía pública
Costumbres
Colocando la botella vacía en la bolsa.
Esta actividad se realiza, entre otros, en lugares públicos como parques o zonas abiertas de la vía pública. En algunas ciudades, donde el botellón se ha centralizado en algún punto en concreto, se llegan a reunir miles de personas cada fin de semana, pasando estos lugares a ser comúnmente llamados
botellódromos por los medios de comunicación.
Para abaratar el coste de la bebida se consume el alcohol en botellas y
tetra brik de aproximadamente un litro de capacidad, con hielo y vasos de plástico antes de dirigirse a pubs, discotecas, o conciertos, donde el precio de las bebidas suele ser considerablemente más caro. Muchos jóvenes optan por la práctica del botellón para evitar el consumo del llamado
garrafón, o alcohol adulterado. Se practica principalmente en
España, sin apenas distinción alguna por regiones, aunque, dado que es una actividad realizada al aire libre, las condiciones meteorológicas son cruciales para la misma. También existe la tendencia entre los
abstemios a acudir a estos lugares por la concentración de gente y con el fin de consumir refrescos, zumos y otras bebidas no alcohólicas en lo que ellos mismos han venido a denominar
botellón light o
botellón sin.
Los dos ingredientes del botellón: bebida y lugares públicos.
En el norte del país existe una práctica que consiste en mezclar bebidas en botellas vacías de refrescos y de agua, obteniendo sobre todo
calimocho, también conocido como kalimotxo. En este caso no se utilizarían vasos ni hielo, ya que cada persona tendría su propia botella, generalmente de dos litros de capacidad, con la mezcla hecha, de la cual bebería directamente. Esta costumbre es conocida como
hacer litros,
litrar,
echar los litros o
ir de litros.
Orígenes y desarrollo del botellón como fenómeno
En
España, siempre han existido celebraciones locales religiosas y ferias populares en las que se ha hecho uso y abuso del consumo de alcohol, como en los
Sanfermines de
Pamplona o el
Bando de la huerta en
Murcia. De hecho,
España está en la franja alta de consumo de alcohol en la
Unión Europea (véase
Consumo de alcohol en los estados miembros de la Unión Europea).
Hay quién sitúa sus orígenes en los años 80 entre jóvenes normalmente de
clase obrera, que ocasionalmente se reunían en plazas o parques para beber en grupo como alternativa barata al mayor precio de las consumiciones en bares o pubs, aprovechando el clima benigno, y paliando la dificultad de celebrar encuentros numerosos en domicilios, así como la necesidad de relacionarse en un ambiente distendido, antes de dirigirse luego a locales de ocio. Esto no era un fenómeno de masas como lo fue después, pero se puede considerar su raíz. Con el tiempo se fue generalizando en algunas ciudades, ante la tolerancia de las autoridades pese a numerosas quejas ciudadanas, hasta que sus efectos adversos motivaron críticas y en 2002 la propuesta de una regulación legal (conocida comúnmente como "Ley Antibotellón") propuso erradicar las concentraciones masivas de personas practicando el botellón, como el conocido caso de la
Plaza del dos de Mayo de Madrid, donde por entonces cientos de jóvenes se reunían cada fin de semana para consumir alcohol.
En la ciudad de
Cáceres, en 1991, se produjeron graves conflictos, alentados por los propios hosteleros, tras el adelanto del horario de cierre de los bares, considerándose éste un punto de inicio en el que el botellón se llegó a generalizar por toda la geografía nacional.
[2] Desde (
2008) su Ayuntamiento permite que se realice en el ferial de la ciudad, iniciándose a partir de la noche del jueves y extendiéndose hasta el domingo.
La polémica
Envase del botellón en lugar público.
Su masificación dio lugar a cientos de críticas hacia el fenómeno del botellón por parte de las autoridades y, principalmente de los padres y madres de los implicados más jóvenes y los
vecinos, por el ruido producido hasta altas horas de la madrugada y la suciedad generada. Así mismo, la pérdida de control inducida por la intoxicación etílica y el contexto masivo llevaban asociados con frecuencia actos de vandalismo, rotura de mobiliario urbano y peleas, además de frecuentes restos de micciones en la vía pública. Por otra parte, este acto contribuye a adelantar la edad de inicio de consumo de alcohol y de las primeras borracheras entre los jóvenes.
"Ley antibotellón"
Debido a los problemas sociales que generaba este tipo de actividades, el Ministro del Interior (de quién dependía entonces el Plan Nacional sobre Drogas) propuso en febrero de 2002 la conocida como
ley antibotellón, que prohibía el consumo en la calle, regulaba horarios de venta y promoción del alcohol. Ante las resistencias y críticas planteadas, esta ley no se aprobó, y tras la siguiente remodelación ministerial el gobierno abandonó discretamente el proyecto. Sin embargo, diversas Comunidades Autónomas aprobaron por entonces regulaciones que iban en la misma dirección, especialmente en lo referido a limitar los horarios de venta de
bebidas alcohólicas en comercios y el consumo de
bebidas alcohólicas en la calle, como medida principal, con multas de 300 euros en
Madrid, la
Comunidad de Madrid,
Castilla y León,
Canarias,
Comunidad Valenciana y el
País Vasco.
Otras Comunidades Autónomas han puesto en marcha estrategias más centradas en limitar las molestias a los vecinos que en reducir el consumo. Así, en el caso de
Extremadura se aprobó una 'Ley de Convivencia y Ocio" (2003), que no persigue el botellón sino que regula dónde puede y dónde no puede hacerse para evitar conflictos, aunque persigue duramente la venta de alcohol a menores o su consumo y se acompaña además de un programa de construcción de Espacios de Creación Joven como una alternativa de ocio nocturno no basado en el alcohol. Este modelo ha sido seguido por otros gobiernos locales o autonómicos como la ciudad de
Salamanca o
Andalucía, donde la Ley 7/2006, de 24 de octubre, sobre potestades administrativas en materia de determinadas actividades de ocio en los espacios abiertos de los municipios(conocida como
ley Antibotellón) otorga facultades a los ayuntamientos para el control y la penalización del fenómeno, y autoriza la creación de espacios específicos, conocidos como
botellódromos, siendo
Córdoba la primera ciudad en instalarlo, a mediados de 2005. En estas zonas se pretende evitar molestias a los vecinos, compatibilizando presuntamente el consumo masivo de alcohol con el descanso. Estas zonas ofrecen elementos de higiene y seguridad no presentes en plazas y parques como urinarios públicos, suficientes contenedores de basura, o vigilancia con respecto a quién compra alcohol (a fin de evitar que los menores tengan acceso al mismo). Sin embargo, en muchas ocasiones, su uso en la práctica es escaso, por encontrarse estos
botellódromos en las afueras de la localidad, con mal acceso a pie.
Comunitat valenciana es la mas estricta que prohibe el consumo de cualquier tipo de bebida (incluyendo las no alcoholicas) en las calles a menos que sea en terrazas o lugares habilitados para dicha funcion pudiendo sancionar con multas de hasta 300 euros.
La competición de Macrobotellones de marzo de 2006
En la primavera de
2006, se dio el fenómeno conocido como
macrobotellón, revelado por los medios que el
17 de marzo, en el que se citaron un récord de 5.000 personas en la Avda. de Maria Cristina de
Sevilla para la "Fiesta de la Primavera" que se habían convocado a través de Internet.
A través del
correo electrónico se rivalizó para batir el récord de afluencia o de duración, convocándose espontáneamente en 20 capitales de provicia españolas como
Madrid,
Jaén,
Barcelona,
Teruel,
Oviedo,
Murcia,
Vitoria,
Málaga,
Huelva,
Córdoba y
Granada, la mayoría de ellos el
17 de marzo.
[3]
Los dispositivos policiales contra el
botellón en ciudades como
Salamanca o
Barcelona provocaron conflictos entre jóvenes y los agentes de los cuerpos de seguridad. En Barcelona hubo 80 heridos y 54 detenidos,
[4] algunos condenados posteriormente por los tribunales por vandalismo y agresiones.
[5] Esto contrasta con
Granada, con un botellón autorizado y acondicionado por el ayuntamiento: unos 30.000 jóvenes, según la hora y las fuentes, se dieron cita para el botellón entre el mediodía y la madrugada del mismo día a pesar de la lluvia, y sin incidentes reseñables.
Durante la festividad local de Madrid se produjeron disturbios callejeros en la zona de copas de Malasaña a causa de la negativa a marcharse de algunos grupos de jóvenes reunidos para realizar el botellón en la plaza del 2 de mayo.
[6] Según los críticos, la actuación policial fue realizada en contra de la ley ya que no existe regulación en caso de fiestas patronales o regionales como fue el caso